4.9.07

Pequeñas manías

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Quiero ver “Hable con ella”. La ponen en un rato en Antena 3. Me gustaría grabarla. Pero es que sé que no voy a ser capaz de verla. Rosarito Flores es uno de esos personajes a los que detesto profundamente. Bueno, no sólo a Rosarito, es un problema que tengo con toda la familia Flores, desde Lola y su marido hasta los nietos (y en un futuro no tan lejano, supongo que los tentáculos de mi odio llegarán también a los hijos de los nietos). Es algo visceral, no meditado y totalmente irracional. No sé a qué se debe ni por qué nació. Sólo puedo decir que desde que yo recuerde, siempre les he odiado. Todavía me acuerdo de cuando siendo enana leí en la portada de una de las revistas de mi madre que Lola Flores decía que si cada español le diera una peseta, tendría dinero para pagar lo que le debía a Hacienda. Me quedé alucinada con la cara que tenía la mujer. ¿En base a qué íbamos a regalarle dinero todos los españoles? ¿Por su cara bonita? Mi mente infantil fue capaz de comprender que si debía tanto dinero, sería porque algo habría hecho mal y no era capaz de entender por qué todos los demás teníamos que hacernos cargo de sus malas acciones.

Esta animadversión logra empapar cualquier cosa en la que estén metidos los Flores, ya sea música, cine o series de televisión. Afortunadamente, aquello por lo que se interesan ellos no suele ser de mi interés. Hasta que Almodóvar contrató a Rosarillo para grabar “Hable con ella”. No es que me encanten las películas de Almodóvar, que tampoco, sino que en general me gusta verlas para luego poder reafirmarme en mi “no-devoción” por ellas y poder argumentarlo. Aunque últimamente estoy haciendo los deberes fatal. Tampoco he podido ver “La mala educación”. Esta vez no por los actores sino por el tema. El sentimiento que me genera el tema es parecido al que me genera la familia Flores: no tiene explicación, simplemente me retrae. Y no es que esté especialmente a favor ni especialmente en contra de los colegios religiosos. Y sobre “Volver”, ¿qué decir sobre “Volver”? Es que Penélope intentando demostrar que es una buena actriz me pone los pelos de punta (y que conste que no pongo en duda que su actuación sea superlativa – el problema es que el simple hecho de que después de su fiasco interpretativo en EEUU vuelva a España con Almodóvar a ver si consigue el renombre perdido en plan Demi Moore con Woody Allen o John Travolta con Quentin Tarantino me enerva demasiado).

Conclusión: Almodóvar no me lo ha puesto fácil pero yo lo voy a intentar. Voy a ver si logro lavarme el cerebro y superar mis prejuicios y logro ver las tres películas de una vez. Así podré opinar y quién sabe, a lo mejor, como a
Boyero, me gusta “Volver”.

4 comments:

Anonymous said...

Lo que te pasa a ti con la familia Flores me pasa a mi con la familia Bardem...

Tras muchos años de vivir en la ignorancia me habían empezado a gustar las películas de Woody Allen pero creo que no voy a poder sobreponerme al hecho de que haya rodado una película con el hijísimo del clan.

Iris Riesgo said...

Jajajajaja, a mí me pasa con el clan de la Obregón, jajajaja. ¡Que se os olvida! En general me pasa también con todos los "hijos de" que lo único que quieren es chupar del tarro sin dar palo al agua. Pero mujer, haz una excepción, quédate con el personaje y no con la "actriz" (por ponerle un nombre) MUAAAAAAAAAA

Anonymous said...

Irix, es complicado explicar como la manía hacia un actor/clan y/o familia de actores puede llegar a estropearte una película. Es complicado abstraerse porque es su cara, su voz...

No se si le podré perdonar esto a Woody algún día.

SuzieMoi said...

JaJaJa, pues cierta persona a la que blogger no le quiso publicar su comentario se hace pis con uno de los Bardenes...