31.1.08

Obreros


Voy a bajar ahora mismo a asesinar a los obreros que están haciendo la remodelación de la tienda que se encuentra bajo mis pies. Primero les voy a gritar mucho, con auténticos chillidos inspirados en los lobos feroces y rabiosos de la estepa rusa, luego les voy a sacar los ojos de sus cuencas con una cuchara para después machacarles los dedos de los pies con un martillo. Terminaré cerrando la tapa de un baúl sobre sus partes repetidas veces y después, sólo entonces, cuando ya hayan sufrido lo que llevo sufriendo yo esta semana, les concederé el favor de asesinarlos para que puedan dejar de sufrir. Por favor, si tenéis alguna idea más, decídmela. Estoy deseando llevarlas todas a cabo.

De verdad que no lo entiendo. Como sigan agujereando van a encontrar oro, agua e incluso brillantes.

¡NO PUEDO SOPORTARLO MÁS!

27.1.08

Dearest Nawja


Queridísima Nawja:

No sé cómo ha pasado esto pero a pesar de haber oído hablar de tu música hace ya unos años, hasta esta semana no se me ha presentado la oportunidad de escucharla (es lo que pasa cuando no buscas la oportunidad – si esperas a que la oportunidad te encuentre, todo, siempre, lleva más tiempo). Pero, oh dios mío, ahora ya mi vida ha de ser diferente. Esta misma noche me voy a conectar a Emule y voy a empezar a bajarme toda tu música. Siento muchísimo hacerlo así y no comprarme tus CD’s, pero he hecho la firme promesa de no comprar nada de música hasta que el gobierno quite el canon digital – esto de pagar por adelantado por si acabo delinquiendo no me va – me paso a la desobediencia civil-, pero, no te preocupes, no la venderé, ni la alquilaré ni haré nada raro aparte de escucharla. A partir de ahora tu música (y que conste que de momento sólo he escuchado una canción) será una de mis compañeras de viaje y mis labios sólo pronunciarán mi nombre para adorarte. Desde este momento abofetearé a todo hombre que no esté enamorado de ti y les obligaré a ver en ti lo que yo, como mujer heterosexual, no soy capaz de ver, aunque sí de intuir. No entiendo como el mundo masculino no gira a tu alrededor. ¿Es que son tontos? ¿O, quizás, tan despistados como yo, andan por ahí tan felices en su ignorancia, sin saber que TU MÚSICA les puede sacar de una aletargada y acomodada lista de canciones? Esa voz que en las películas es demasiado poderosa e inquietante a veces (en “Abre los ojos” que dijeras mi nombre me hacía sentir escalofríos), cantando se equilibra, se armoniza, resulta perfecta y ya se entiende para qué has nacido y cuál es tu misión en esta vida.

Y, sobre todo, que Leonor Watling deje de intentar imitarte.

Y, por cierto, ¿tu padre fue un visionario al llamarte Nawja (“éxtasis” en árabe) o que te llames Nawja te ha hecho ser como eres?

13.1.08

My hair

Tengo un grave problema con mi pelo: no sé qué hacer con él. Hace bastante decidí que me iba a cortar el flequillo y ese mismo día quedé con mi hermana para comer y descubrí que a ella se le había ocurrido esa misma idea ese mismo día y, lo peor, que ya la había ejecutado. Así que para no parecer dos tontas del bote (porque tenemos un aire aunque seamos muy diferentes – esto es muy de nuestra familia, que se note que las hermanas son hermanas pero cada una con su único y personal estilo -) decidí no cortármelo. En su lugar me corté lo que mi súperpeluquera llamó una visera, que consiste en una especie de flequillo de lado bastante largo que te tapa media frente en plan cortina. La verdad es que me quedaba muy mono. O así me vi yo unos meses. Pero enseguida me cansé y pensé que me quedaba fatal así que renuncié a la visera y dejé mi corte de pelo en stand-by esperando que a mi hermana se le pasara pronto el pronto del flequillo. Pero, para mi pesar, no se le ha pasado y yo sigo con el pelo sin definir, sin cortar, cada vez más absurdamente largo y por tanto casi siempre recogido en una coleta o al tuntún. Y es que no se me ocurre nada más que hacerme que el flequillo. Así que me quedan muy pocas opciones:

1- Asesinar a mi hermana
2- Dejar que el pelo siga creciendo hasta que por detrás y sin mirarme las piernas ni el culo los paparazzi me confundan con la Pantoja.
3- Cortármelo sin pasión.

Y, la verdad, aunque la número 3 parezca la mejor opción, yo llevo fatal lo de hacer las cosas sin pasión. Es que es muy triste hacer algo sin que te convenza. Yo siempre hago todo con intensidad. Desde vestirme por las mañanas – siempre salgo convencida de que llevo el mejor atuendo que podría llevar ese día – hasta leerme un libro – si no me apasiona, acabo pasando, por mucho que me moleste dejarlo a la mitad-).

¿Alguna idea? Si no encuentro alguna solución pronto
acabaré ingresando en el libro Guiness de los récords, por supuesto, contra mi voluntad.

7.1.08

Un domingo cualquiera


Los domingos son siempre terribles pero por lo menos tenemos los siempre entretenidos dominicales para amenizar las indolentes tardes ante la maltrecha televisión. Con curiosidad buceo entre los inventos del año que recopila EL MUNDO y me encuentro cosas tan asombrosas como la ventana que se convierte en balcón o tan – siempre según “my personal point of view” – estúpidas como las ranas translúcidas. Dicen que la utilidad está en que no va a haber que diseccionarlas en clase de biología para ver como están formadas por dentro. En ninguno de los colegios en los que he estudiado (uno en Madrid, el otro en Irlanda) han diseccionado una rana ante mis ojos. Se ve que es algo muy norteamericano. Pero, la verdad, me hubiera gustado. A pesar del asco que me da sólo imaginármelo, estoy segura de que hubiera sido interesante. Y quitarles semejante emoción a los estudiantes estadounidesenses para sustituirla por un aburrido vistazo a una rana translúcida me parece muy mal por parte de los investigadores.

Siempre llego con ganas a la hoja final de Goomer. Cuando salió la película, no sé cómo porque juro que no di ni prometí favores sexuales, logré convencer a dos amigos para ir a verla. Creo que pocas películas he visto tan malas como esa. Ambos amigos, cada uno a un lado, roncaron la mayor parte de la peli.

Después del dominical siempre llega el periódico y me encuentro, como el resto de la semana, con mil columnas, artículos o reportajes sobre el setenta cumpleaños del Rey. Nunca antes un cumpleaños me resultó tan tedioso. Si hasta el otro día soñé que el AVE a Barcelona me hacía una jugarreta y me iba al Rey a quejarme… ¿No se aburren los periodistas de leerse los unos a los otros más incluso que nosotros de leerlos a ellos?

Por lo menos, gracias a mi reciente descubrimiento del botón de pausa de lo que estás viendo en la tele (eso que tanto anuncia ahora Telefónica) que incorpora el DVD, me puedo levantar a merendar o a atender una llamada sin perderme la mitad de la única película semidecente que ponen. Y luego, para más júbilo, puedo saltarme los anuncios (!!!).

Si es que en domingo cualquier tontería le hace a una ilusión.