11.6.07

A


Hace ya un año estaba yo cenando con mi jefa y una compañera de trabajo en un restaurante en Milán. Yo enfrente de ellas. Ellas mirando hacia la puerta. Yo hacia la pared.

Compañera de trabajo interrumpe la conversación para decir: “Ha entrado uno que creo que es famoso.”

Yo me doy la vuelta y veo ni más ni menos que a Mick Jagger. Flipo. Me vuelvo a dar la vuelta.

Moi: “¿Cómo que “creo que es famoso”? Es MICK JAGGER.”

Compañera de trabajo: “Pero es muy feo, ¿no?”

Mi jefa: “Y está muy arrugado.”

¿Cómo que es feo y está arrugado? Es MICK JAGGER, UNA LEYENDA VIVA, daría igual que fuera por ahí sucio y desarrapado que seguiría siendo MICK JAGGER. En eso momento fui consciente de que probablemente era la primera y última vez que iba a verle y que por tanto tenía que tener algún tipo de prueba de que le había visto. Le debe quedar muy poco por este mundo y hay muy poca gente contemporánea que sea igual o más importante que él. Los Rolling Stones y los Beatles cambiaron la música y sólo gracias a ellos podemos entender los derroteros que ha tomado ésta los últimos cuarenta años. Nunca me han gustado los autógrafos y dudo sobre si pedírselo o no (de hecho, sólo otra vez he pedido un autógrafo – a Paco Umbral – cuando tenía seis años – yo no era una súperdotada, es que mi hermana me dijo que era un escritor famoso y me pareció muy buena idea pedirle un autógrafo – sonriente (y supongo que también flipando) me preguntó si tenía boli y papel y le respondí que no – me dijo que entonces no podía firmármelo porque él tampoco tenía). Finalmente decido hacerlo. Al fin y al cabo, daño no va a hacerme y puede ser gracioso tenerlo. Mi jefa me anima. No sé para quién pedir el autógrafo. Me parece muy absurdo que me lo firme para mí. No le doy valor al autógrafo en sí, sino a ser quien es. Así que decido que no le voy a decir que ponga nombre, que me lo ponga genérico y así sirve para todos mis amigos y amigas también. Lo que no acabo de entender muy bien ahora, con la distancia, es para qué quería que sirviera para mis amigos y amigas. Obviamente, el autógrafo está en mi casa, no en la suya. Me acerco, primero le pido perdón a su acompañante (la que deduzco que es su novia), luego a él, le pido el autógrafo, me dice que sí, sin mirarme casi, coge la tarjeta y el boli que llevo (he aprendido la lección), garabatea y me lo devuelve. Les doy las gracias y me voy.

Un mes más tarde me entero de que su novia es una de las estilistas más famosas de Hollywood. Hace falta ser tonta. Hubiera quedado TAN bien si también le hubiera la enhorabuena a ella por su gran trabajo… Y quién sabe, a lo mejor me hubiera servido para algo en un futuro (laboralmente hablando).

5 comments:

Iris Riesgo said...

Jajajaja, no tienes desperdicio. Lo que no tienen tus acompañantes es perdón de DioR por no saber quién es Mick J. ¿en qué mundo viven? MUÁ.

Jackie O. said...

no soy muy mitómana, pero con johnny depp me pasaría igual. que me gusta ese hombre, de verdad. me vuelve loca.

SuzieMoi said...

En el mundo de la inopia debe ser. JaJaJa.

Pues a ver si te lo encuentras algún día, Jackie O.. Sería muy gracioso.

pascuall said...

jajaja, que buena historia.
buscaba diseños de vestidos para un corto y curiosamente llegue acá.

saludos.

SuzieMoi said...

La verdad es que sí, es curioso.

Gracias y saludos a ti también