10.7.07

Esos zapatos


Una elefantita va tan feliz por la selva, dando saltitos y brinquitos sobre sus zapatos rojos de charol. Esos que sólo se pone cuando se siente muy, muy guapa porque tienen tacón y además son incómodos - ¿qué oscura razón perversa lleva a las elefantitas a ponerse zapatos incómodos aún a sabiendas de que van a tener que darse un pequeño paseo por la jungla? -. Y tan tranquila estaba la elefantita cuando un hipopótamo le dijo: “Pero Elefantita, ¿cómo se te ocurre ir con tacones? No es bueno para tus grandes proporciones”. Elefantita respiró profundo y se contuvo. Intentó forzar una sonrisa como respuesta para no resultar desagradable y se abstuvo de responder lo que de verdad le hubiera gustado responder: “¿Y tú qué tienes que opinar con esos dientes tan feos y ese moco perpetuo colgándote de la nariz?”. Al rato, un hadita le preguntó: “¿Pero no vas incómoda con esos tacones? ¿Vas bien?. Y Elefantita, como le habían preguntado en plan bien, y además el hadita era amiga suya, respondió en plan bien: “Pues sí. Es que me apetecía ponerme los tacones. Y además, estos eran los zapatos que me pegaban. Los del estampado de leopardo no pegaban mucho con mi sombrero de plumas de hoy”. Y no mucho más tarde se cruzó con una jirafa coja y con el cuello torcido de tanto buscar comida por las alturas que le dijo: “¿Por qué te has puesto esos tacones?”. Ella le hubiera respondido: “Porque me dio la gana. ¿Por qué eres tú tan fea?”, pero se contuvo. Sólo se le ocurrió: “Pues ya ves”, respuesta que no debió satisfacer mucho a la jirafa porque siguió mirando a Elefantita inescrutablemente, como queriendo saber de verdad por qué se había puesto esos preciosos zapatos de charol rojo y tacón alto. La interrogada paquiderma decidió ignorar la mirada de la jirafa fea y darse la vuelta, aún sabiendo que ese gesto iba a ser criticado como bordería pero sabía que nunca en esa selva iban a entender que a la gente con la que no tienes confianza no se le debe preguntar por su vida, y menos de manera tan directa y juzgadora de su condición física, en su caso la elefantil.

4 comments:

Anonymous said...

Menos mal que la elefantita es educada y no es nada psicópata porque sino igual se quita uno de sus maravillosos zapatos de tacón de charol rojo y le se lo tira a alguno de esos impertinentes a la cabeza.

SuzieMoi said...

Eso sí que es un buen final. JaJaJa. Qué risa, Puga.

T.T. said...

Ohhh, tan educada la elefantita! Coño, que se ponga lo que quiera, no?jajaja, perdón por la expressión!

Tus relatos tan geniales como siempre,

cuídat

SuzieMoi said...

A que sí? Gracias!!!

Besooooos